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El capítulo Ryûgin se articula alrededor de dos metáforas: el árbol seco y el canto del dragón. El “árbol seco” es una metáfora muy utilizada en el Chan chino, aunque procede del taoísmo anterior al Chan e incluso se empleaba en la India prebúddhica, en la tradición de los sramanas, o ascetas errantes, buscadores de la verdad, que formaban comunidades alrededor de maestros experimentados en los estados meditativos. La otra metáfora alrededor de la cual se articula esta enseñanza es “el canto del dragón”, que es el título del capítulo, ryûgin. Ryû es dragón. El término gin, traducido aquí como “canto”, se usa en referencia a una variedad de sonidos, desde cantar y recitar, hasta llorar, gemir, susurrar, suspirar, tararear, etc., tanto humanos como animales. En la música tradicional china, el término ryûgin se refiere tanto a un tipo de flauta ryûteki como a un determinado estilo melódico ryûgin cho caracterizado por la melancolía, la desolación ante lo inevitable, por la tristeza que produce el deterioro provocado por el paso del tiempo y por la pérdida.