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Vindicación del arte en la era del artificio es un brillante y meditado alegato contra el estado actual del arte, sometido a las tramposas leyes del mercado, la banalización de la cultura del espectáculo, y la perniciosa influencia del progreso tecnológico, donde ya no es la tecnología la que se adapta a nuestros deseos y necesidades sino nuestros deseos y necesidades los que se adaptan a la tecnología. Así, este joven escritor y premiado director de cine canadiense reclama buscar salidas a la honda decepción que produce este panorama decadente, que equipara con el estado de la biosfera, como algo que también está en peligro de extinción.
Tomando ejemplos, que van de las pinturas del Paleolítico a la música pop, J. F. Martel va construyendo las bases de su pensamiento crítico a través de oportunas referencias a las reflexiones de Joyce, Wilde, Deleuze y Jung, entre otros, para hacernos recordar de nuevo que el arte y la emoción estética son un fenómeno humano innato que precede a la formación de las culturas y sociedades humanas, y expresa una realidad mucho más profunda y compleja que la que cualquier artificio ideológico o consumista pueda transmitirnos.
Aunque los medios que utilizan son equiparables, el arte y el artificio difieren en sus objetivos. Más allá del mero deseo o repulsión que suscita el objeto, o lo que representa, toda experiencia artística capaz de conmovernos sobrepasa con creces la obviedad de cualquier discurso o de cualquier guiño del mercado. El arte no es un panfleto ni un objeto de consumo. Si lo dejamos actuar en libertad, es capaz de iluminar nuestro campo de visión o de sumergirnos tanto en nuestro propio misterio como en los misterios del mundo que nos rodea.