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Entre 1929 y 1934, el artista alemán Max Ernst compuso tres sorprendentes e innovadoras novelas en imágenes tituladas La Mujer 100 cabezas (1929), Sueño de una niña que quiso entrar en el Carmelo (1930) y Una semana de bondad o los Siete Elementos capitales (1934). Con sus más de cuatrocientos collages dispuestos uno tras otro, a veces con pies de ilustración, forman en su conjunto, como dice Jean François Billeter, «uno de los poemas más bellos del siglo XX»; o también, podría decirse, la más sugerente novela de todo el movimiento surrealista.
Max Ernst definió el collage como «la explotación sistemática de la coincidencia casual, o artificialmente provocada, de dos o más realidades de diferente naturaleza». En la superposición de esa conexión imposible de dos realidades distintas radica el estado supremo de la poesía; pero aún tuvieron que pasar siete años de maduración para que apareciera su primera novela en imágenes.
Sin embargo, la aparición del «collage narrativo en 1929 no puede ser considerado como un fenómeno aislado en la vanguardia artística de aquella época: coincidió con el nacimiento del cine sonoro y de las historietas, que hasta entonces aparecían como «tiras» sueltas en los periódicos y empezaron a publicarse agrupadas, formando los primeros comic books.