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Premio Camino del Cid 2012
Después del éxito alcanzado por Los árabes del mar, Jordi Esteva nos lleva ahora a la isla de Socotra, perdida en el Índico, a casi cuatrocientos kilómetros de las costas de Arabia. A este lugar mítico, que ha preservado su flora y fauna primordiales, acudieron indios, griegos y árabes del sur durante siglos, atraídos por las preciadas propiedades de las resinas olorosas de los árboles del incienso, de la mirra o de la llamada sangre del dragón. Marco Polo escribió que sus pobladores eran magos y nigromantes, y, según los marinos, en esta isla moraba el ave Roc, mencionada en el segundo viaje de Simbad.
El autor lleva a cabo un apasionante viaje a las montañas del interior. Lo acompañan el nieto del último sultán, derrocado por los comunistas de Adén, el ingenuo y joven Ahmed y varios camelleros. Durante su periplo, alrededor de un fuego, se contarán historias de aves fabulosas, brujas y yins. A medida que asciende hacia los dedos de granito, ocultos por las nubes, se da cuenta de que Socotra acaso sea su último sueño.