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«Kamasutra para dormir a un espectro se abre con una cita de Wittgenstein: Las palabras son también acciones. Y Clara Janés lo demuestra en esta obra que rezuma verdad, conocimiento, búsqueda, comprensión, y sobre todo, prodigio de escritura. Un libro que contiene el secreto de la transfiguración de la amada en el amado, último grado de perfección en la vida del espíritu. De lo que aquí se trata es de la unión, ¿carnal?, ¿espiritual?, de la unión con el Otro, que no soy yo pero que vive en mí. El lenguaje se vuelve entonces necesariamente místico porque no hay otro modo de hablar de esta forma de unión, del mismo modo que para hablar de la unión del alma con Dios, que es de lo que nos hablan las místicas del siglo XIII, no hay otro lenguaje que el erótico.
Y aunque encontramos referencias al Cantar de los Cantares y al Apocalipsis, Janés, ciertamente, no habla de Dios. Habla del fantasma, de ese que carece de realidad material y física pero que la ha poseído enteramente. Asistimos entonces a la visibilidad de algo que siempre ha permanecido oculto, nunca dicho, siempre en silencio; contemplamos el acto de amor que se hace real en las palabras-pensamiento, que se mueven y que danzan para encarnar lo que es soplo, espíritu».
Del prólogo de VICTORIA CIRLOT