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Giorgio Nardone, uno de los psicólogos y psicoterapeutas más respetados de Italia, nos conduce al descubrimiento de los mecanismos de la estupidez y nos sugiere antídotos eficaces para protegernos de sus trampas y convivir con ella de la manera más funcional posible. Porque nada es del todo malo y todo puede ser útil: incluso la estupidez.
Todos hemos tropezado alguna vez con la estupidez y hemos adoptado comportamientos que, a posteriori, no parecen nada sensatos. A veces es incluso un exceso de razón lo que nos vuelve estúpidos, cuando por ejemplo nos obstinamos en defender nuestras ideas incluso si fracasan, confundiendo determinación con terquedad y tenacidad con cerrazón. Y así, cegados por éxitos efímeros, en vez de corregir estas actitudes, las repetimos con total convencimiento y acabamos convirtiendo manifestaciones ocasionales de imbecilidad en un rasgo permanente del carácter. La estupidez no existe en la naturaleza, no es un defecto biológico; es un producto enteramente humano, pero representa el mayor peligro para la humanidad, un virus taimado al que nadie es inmune. ¿Cuál es el origen de esta actitud? ¿Qué consecuencias tiene en la vida diaria?